El pasado martes día
28 de Julio, se realizó una visita a la restauración ecológica en la
finca de la Orilla, en la zona de El Moquinal, Anaga (Tenerife) organizada por el Grupo de Conservación y que fue guiada muy amablemente y con mucho detalle por Carlos Hernández, Ingeniero Agrónomo y Agente de Medio Ambiente. La finca de la Orilla se encuentra dentro del dominio
potencial de monteverde húmedo (
Lauro novocanariensis-Perseo indicae sigmetum) según el mapa de vegetación del Sistema de Información Territorial (aunque en la actuación se ha considerado que es dominio de monteverde seco -
Visneo mocanerae-Arbuto canariensis sigmetum-). La finca ha sido privada hasta hace poco tiempo, cuando ha sido adquirida por las instituciones públicas para su restauración ecológica, ya que actualmente, en la zona se halla un bosquete monoespecífico de
Pinus radiata, una especie originaria de america, que fue plantada aquí el siglo pasado dentro del marco de las políticas de repoblación con especies de rápido crecimiento que se llevaron a cabo durante la dictadura. Fue por lo lo visto de las primeras zonas donde se llevaron a cabo los ensayos con la plantación de estas especies en Tenerife y abarca unas 10-11 Ha.
Aparte de lo reconfortante que puede resultar una restauración para los que nos preocupamos por la conservación de la naturaleza (algo que mucha gente podría no entender), existen otros motivos más prácticos para una actuación de este tipo: Se aumenta la
riqueza y biodiversidad del ecosistema y del paisaje, eliminando la homogeneidad del pinar alóctono en cuestión, y se introduce la heterogeneidad de la laurisilva pluriespecífica, proporcionando de paso
nuevas oportunidades de establecimiento a especies autóctonas o endémicas de fauna y flora que pueden encontrarse en distintos niveles de riesgo por la alteración de sus hábitats. El
paisaje es uno de los atractivos para el turismo de nuestras islas, y se debería de cuidarmás de lo que se hace. Por otro lado, aunque en este caso el terreno no estaba deforestado, el reforestar una zona
evita la erosión y pérdida de los suelos. Los suelos de la laurisilva son muy profundos y desarrollados, ricos en materia orgánica. El bosque de laurisilva provoca la
condensación de la niebla que aportan los alisios (lluvia horizontal), por lo que es primordial la restauración en aquellas zonas donde sea posible, de cara a luchar contra la desertificación que avanza cada vez más en las islas a consecuencia de la actividad del hombre. La captación de la lluvia horizontal
recarga los acuíferos de los que depende la agricultura y abastecimiento de zonas urbanas.
Una desventaja: se pierde una zona muy apreciada para los amantes de las setas, pues aquí viene mucha gente a recogerlas en su época, ya que crecen en gran cantidad. Es la mayor de las quejas que se escuchan de la gente que aparece por allí y ve la actuación. Qué se le va a hacer...el cambio vale la pena.
Las especies empleadas para la restauración se han elegido tomando como referencia formaciones cercanas de condiciones climatológicas equivalentes, y más que especies de monteverde húmedo, se han elegido de monteverde seco por este criterio, además de que parecen más adecuadas sucesionalmente. No olvidemos que una restauración no persigue recrear una formación clímax, lo cual es imposible, sino crear las condiciones necesarias para que a partir de ahí los factores ecológicos y biológicos naturales tomen las riendas y no sea necesaria la mano del hombre en su desarrollo posterior. Esto no quita para que se hayan ubicado localmente las especies según un mínimo criterio acerca de sus requerimientos ecológicos particulares, y así por ejemplo se hayan ubicado los ejemplares de viñátigo preferentemente en barranquillos y zonas más húmedas.
Una de las laderas plantadas Hermoso ejemplar de madroño (Arbutus canariensis)
Tras la tala inicial se llevó a cabo la plantación de la primera fase con palo blanco, tiles, fayas, barbuzanos, madroños y naranjero salvaje. La tala del pino se realiza a
matarrasa (se explota su madera para hacer palés, ya que la madera no es de gran calidad), ya que la entresaca se considera un método que
retrasa mucho la consecución del proyecto, y además puede darse el caso de que favorezca a los ejemplares que se pretenden eliminar, proporcionándoles espacio para ampliar sus copas y vigorizarse, con lo que se evita que de hecho crezca lo que se quiere plantar. Asimismo se entiende que el
riesgo de erosión por la matarrasa no es significativo. De hecho este pasado invierno fue ideal en este sentido, ya que fue muy lluvioso pero sin fuertes chaparrones que causaran cárcavas o escorrentías en el terreno. Actualmente se está talando otra fase que será plantada en octubre-noviembre de este año, donde pretendemos ayudar con alguna
actividad voluntaria desde el grupo.
Zona donde se está talando actualmente. Las talas a matarrasa para aprovechamiento forestal están prohibidas hace 30 años, pero en el caso de las restauraciones sí se llevan a cabo por los motivos descritos.
En la restauración hay una zona que se ha bautizado como
'El bosque del Donante', donde se ha ubicado una
escultura que tiene muy buena intención, pero que en nuestra opinión estaría mejor a la entrada del Hospital Universitario, por ejemplo. Esto ya es opinión de cada cual.
En relación con la
divulgación y la participación popular en estos proyectos, consideramos importante un aspecto que no se lleva a cabo en las actuaciones de este tipo. Mucha gente que llega al lugar y ver una tala a matarrasa en medio del monte puede no entender qué es lo que se está haciendo allí. Un simple
cartel informativo en el mismo lugar puede ser una solución (barata y simple), más en estas islas donde las susceptibilidades para con las actuaciones de los organismos medioambientales están a flor de piel en muchas ocasiones. Más allá de eso, los ciudadanos merecen saber en qué se gastan los presupuestos que salen de sus impuestos y además , a nuestro juicio, sería una vía de educación y culturación medioambiental que llegaría a más público. Los espacios de publirreportajes televisivos tan en boga hoy día para mostrar paisajitos bucólicos podrían tener un enfoque más práctico en este sentido. Es sólo una idea.
Por contra, existe la intención de aprovechar una vieja edificación que queda en la zona para crear un
Aula de la Naturaleza, lo que seguro es una buena herramienta para el conocimiento y educación medioambiental.
Por último, no queremos olvidarnos de agradecer su ayuda y colaboración a Guacimara Martín,
bióloga y técnico responsable de la restauración. El proyecto es de la Oficina del
Parque Rural de Anaga.